Su sonrisa por fin apareció. Sonrió abriendo maravillosos surcos por donde la sequía del mundo muere. El mapa de sus labios nos llevaría a los lugares donde no deberíamos existir por voluntad; mapa que sólo podemos robar. Estiró el brazo como si intentara alcanzar aquella estrella que una vez le prometieron, y que nunca se la dieron. Ovillada compite contra la luna. Respirando reta a Eolo a una carrera de imperceptible disimulo. Los espías del viento susurran en la lengua de las moscas las novedades y bochinches del vasto territorio que es su habitación. El manto azul grisáceo casi negro, es el velo de la estancia, el manto con el que se cubren los sueños, la mano invisible que mece sus mejillas y la besa en la frente como negros ángeles custodios. La negrura se desvanece, muere. La luminiscencia nace, vientre de una luciérnaga, perdura.
Es hora de despertar.
Fhil
sábado, 15 de marzo de 2008
Allá, aquí al lado
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viernes, 14 de marzo de 2008
Die Traumfrau
Cayó sobre un lecho de espinas que al entrar en contacto con su piel se convirtió en un mar de espeso acrílico que la cobijó. Se sumergió en él desnuda siendo lienzo. Emergió vestida de sensaciones y expresiones. Del hilo de color azul que caía de entre sus piernas surgió un niño que acarició su muslo y echó a correr. Se convirtió en la única mancha cromática de su escenario, salvo las pisadas huidas, invadida por la nada se echó a llorar. Una voz lejana la alejó de su llanto y volvió a indagar. Se encontraba en un bosque. La voz la transportó hacia una cueva resplandeciente, eran sus párpados intentando abrirse. Cruzó el umbral abandonando su vestido de sensaciones y expresiones.
Despertó, y fue capaz de recordar quién había sido.
Fhil
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Naufragio
La tempestad del mar de sábanas era un lienzo con tímidos y diminutos pies blancos asomándose por entre los pliegos. Las braguitas rosas se mostraban parcial y discretamente, a la vez que eran azotadas por el colosal océano blanco. Uno de sus senos, de rosada aureola, era ahora costa castigada. En las cunas de sus ojos se encontraba al fin, la tierra prometida, junto al paraíso de sus labios. Su cabeza se hundía por minutos en la orilla junto a su salvavidas. La estancia tañó un ruido reverberante y abrió los ojos. Se vio envuelta por el mar de embozos y se encontró mojada. Había naufragado.
Fhil
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jueves, 13 de marzo de 2008
Pelo
Su cabello extendido sobre la almohada es la vereda al mundo de los sueños. Cada hebra de pelo es un salvoconducto para el subconsciente, donde se posa y reposa del aciago ritmo de lo consciente. Cada hebra de pelo sueña con ser un sueño, mientras se embadurnan restregándose sobre el cuerpo somnoliento, contaminándose: acariciando los senos dormidos, las mejillas pernoctadas, la boca recogida, los párpados dormitados… Cada noche sueñan que sueñan ser un gran árbol de sueños, donde cada una de sus briznas son hermosas armonías en forma de rama que abrazan a un cuerpo acunado, mostrándola aquello que se olvida al abrir los ojos…
Abre los ojos y las ramas de su pelo la devuelven a la almohada con suavidad.
Fhil
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miércoles, 12 de marzo de 2008
Plumas
Las sábanas abrazaban su vientre contra el colchón y el despertador era un eco lejano. Se despertó inmóvil, estirando sus piernas a la vez que paseaba los pies por el soñado jergón, y cruzaba sus lívidos brazos ante su rostro de mirada virgen. Finalmente se levantó, y se dirigió al baño de forma patizamba. En la cama quedaron las alas del sueño; y un rastro de somnolientas plumas la persiguieron hasta la ducha.
Fhil
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martes, 11 de marzo de 2008
El hombre de algodón de azúcar
Se despertó con restos de algodón de azúcar en la almohada, en el pelo y en la cara. Se levantó, resistiéndose en la cama como las legañas a los ojos, y se enderezó. Se pasó el dedo índice por la cara y se lo chupó dulcemente, sabía rico. Se percató de un rastro pies esquivos que huían de su cama; eran de algodón de azúcar.
Fhil
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sábado, 8 de marzo de 2008
Fuera de foco
No te agobies, focaliza. Decía. Focaliza. Respiró tranquila mantuvo el pulso giró la muñeca y disparó. Chistó. Le gritó. Le sonrió. Le puso cara. La besó en la mejilla. Tranquila que no me voy hasta que salga. ¿Tú te has ido? Pues eso.
Fhil
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