viernes, 14 de marzo de 2008

Die Traumfrau

Cayó sobre un lecho de espinas que al entrar en contacto con su piel se convirtió en un mar de espeso acrílico que la cobijó. Se sumergió en él desnuda siendo lienzo. Emergió vestida de sensaciones y expresiones. Del hilo de color azul que caía de entre sus piernas surgió un niño que acarició su muslo y echó a correr. Se convirtió en la única mancha cromática de su escenario, salvo las pisadas huidas, invadida por la nada se echó a llorar. Una voz lejana la alejó de su llanto y volvió a indagar. Se encontraba en un bosque. La voz la transportó hacia una cueva resplandeciente, eran sus párpados intentando abrirse. Cruzó el umbral abandonando su vestido de sensaciones y expresiones.
Despertó, y fue capaz de recordar quién había sido.


Fhil

Naufragio

La tempestad del mar de sábanas era un lienzo con tímidos y diminutos pies blancos asomándose por entre los pliegos. Las braguitas rosas se mostraban parcial y discretamente, a la vez que eran azotadas por el colosal océano blanco. Uno de sus senos, de rosada aureola, era ahora costa castigada. En las cunas de sus ojos se encontraba al fin, la tierra prometida, junto al paraíso de sus labios. Su cabeza se hundía por minutos en la orilla junto a su salvavidas. La estancia tañó un ruido reverberante y abrió los ojos. Se vio envuelta por el mar de embozos y se encontró mojada. Había naufragado.


Fhil