domingo, 9 de septiembre de 2007

Vencido

Quiso arrancarse los clavos de sus manos, remover las grapas que a su piel adhería al suelo. Rodeado de absurdos e imaginarios liliputienses. Quería alzarse incauto, mostrar su piel a ojos ajenos, exponerse, y dejarse abatir. La sangre, su llanto, emergía huidiza de su cuerpo. Como evitando los actos que quería cometer. Quiso liberarse de la prisión de su cuerpo y éste conspiró. Con finalidad desganada se pudo alzar, descubierto, herido. Caminó torpemente hasta que tropezó, cayendo a los pies de la mesita de noche y alzando el brazo para alcanzar la foto, que tan pronto como la obtuvo la abrazó. Hecho un ovillo, vio abrirse la puerta. Los pies desnudos de una mujer se asoman y se acercan hasta él acompañada con un cable. El lento avance de sus pasos se desvanecieron en su mirada mientras quedaba inconsciente.


Fhil