En clase de literatura le habían mandado escribir un texto erótico. Como lo había dejado para el final, disponía solo de dos horas antes de entregarlo. Se preparó frente al ordenador, puso de fondo el último de Arab Strab y esperó a que se le ocurriera algo. Cuando se dio cuenta, tenía el sexo húmedo y sus dedos olían a hierbabuena. Ahora solo le quedaba expresarlo por escrito.
Inma
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