viernes, 8 de febrero de 2008

Rodin

Eran una sólida escultura de hielo. Enzarzadas sus curvas humanas encajadas con brillante exactitud matemática. Congeladas en su pasión. Imperecederamente.
Gotas recorrieron sus cuerpos sinuosos labios cuellos senos vientres ingles piernas... Y mientras la intensidad de su beso aumentaba, sus formas, sus gestos, sus olores se escurrían de su pedestal.
El beso eterno cayó en la eternidad de una ardiente pasión que les asesinó.


Fhil

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