sábado, 23 de junio de 2007

La montaña rusa

Empieza sin prisas, más bien despacio; bien por la incertidumbre, o por el miedo. Pero enseguida quiere más. Aumentan el deseo y la velocidad; se dispara la adrenalina. Acto seguido, un efusivo descenso. Al llegar abajo, valga la redundancia, BAJÓn. Por monotonía, aburrimiento, desilusión, inapetencia o ganas de más. El año que viene, dios dirá.

Nunca sube a la montaña rusa; le basta y le sobra con su vida amorosa.


Inma

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